Al servicio de un propósito superior: Bob Fenton recuerda el 11 de septiembre

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Bob Fenton

En 2001, Bob Fenton era un especialista sénior del Programa de Operaciones en la Región 9 de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés). La mañana del 11 de septiembre recién había llegado después de un vuelo nocturno desde California para una reunión en la oficina central de la Región 3 en Philadelphia.

Tal como muchos otros ese día, Bob y sus compañeros se reunieron frente al televisor para ver los eventos mientras se desarrollaban. Estaban preocupados por el destino de los empleados de la oficina central de la Región 2 de FEMA en la ciudad de Nueva York y el efecto que los eventos tendrían para la Agencia. Más tarde esa mañana, los directivos de la Agencia llamaron a Bob para pedirle que fuera a liderar la respuesta en el Centro Mundial de Comercio.

Al día siguiente, Bob entró en Manhattan por primera vez en su vida. “La sensación era surrealista…  manejar en la ciudad sin tráfico. Lo que había visto por televisión y en las películas no estaba por ninguna parte, todo había sido remplazado por calles desiertas llenas de humo y escombros y un olor que se quedaba en tu ropa”, narró Bob.

Los primeros días después del ataque se caracterizaron por la incertidumbre. Las comunicaciones habían quedado destruidas y el mando y control de la misión aún no se había establecido. Aunque la meta principal en el lugar era salvar a las personas y hacer todo lo posible para apoyar al personal de respuesta, era difícil priorizar otros objetivos críticos. Poco tiempo después, se finalizaron las prioridades de la ciudad para enfocarse en una misión masiva de búsqueda y rescate con equipos, tales como grúas, antorchas especiales y madera para fortalecer las áreas inestables. Otra prioridad importante era restablecer las comunicaciones en el área. “Podías mirar a lo largo de la calle por cuadras y ver a personas que empalmaban cables de fibra óptica”, recordó Bob.

Cuatro o cinco días después de llegar, Bob entregó la responsabilidad de las operaciones al coordinador federal Bill Carwile, pero se quedó en la ciudad de Nueva York por 21 días más para apoyar en la respuesta y recuperación como el jefe auxiliar de la Sección de Operaciones.

Al pensar en el trabajo que la Agencia logró, Bob recuerda cómo todos trabajaban hacia un propósito mayor en servicio a la nación. “Todos trabajábamos de manera urgente, hacíamos lo que pudiéramos para acelerar la recuperación. Hicimos algunas cosas muy especiales. El Departamento de Bomberos de Nueva York nos pidió ayuda después de perder a muchos de los suyos ese día. Los ayudamos al proporcionar un camión de bomberos con personal de Búsqueda y Rescate Urbano, quienes también ayudaron a contestar llamadas al 911 de toda la ciudad”, agregó Bob.

Una misión especialmente conmovedora ocurrió en respuesta a una solicitud directa del Departamento de Bomberos de Nueva York (NYFD, por sus siglas en inglés) para apoyar en los funerales de los bomberos. “Los memoriales para los bomberos eran detallados y significativos. Era tan importante que nos aseguráramos de proporcionarles todo lo que necesitaban para honrar sus tradiciones y su historia. Unos 250 empleados, incluyendo los de la Administración de Incendios de Estados Unidos, colaboraron con la Fundación Nacional de Bomberos Caídos y otras organizaciones benéficas para asegurar que los funerales cumplieran las expectativas de la comunidad de bomberos y de las familias que habían perdido a un ser querido ese día”, describió.

Bob recuerda la necesidad auténtica que impulsó a personas de toda la nación a prestar servicio voluntario en el lugar.

“Recuerdo haber estado cerca del Centro Mundial de Comercio y había un coche de policía de Miami”, señaló.
Finalmente, Bob se fue de Nueva York como parte de un equipo encargado de planificar ante posibles riesgos y amenazas del avance del país hacia la guerra. “Todavía recuerdo los tableros que pusieron en la ciudad. Estos hicieron entender la realidad de cuántas personas perdieron la vida y el impacto duradero que ese día tendría para la nación”, concluyó.

Desde que se unió a FEMA en 1996, Bob Fenton ha servido en muchas funciones de liderato y ha respondido a más de 50 desastres declarados por el presidente. En la actualidad, Bob es el administrador regional de la Región 9 de FEMA, puesto que ocupa desde 2015.

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