Guiaba a las manos amigas después del 11 de septiembre: Alex Amparo comparte su historia

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Unos días después de los ataques, Amparo fue movilizado a Nueva York para trabajar como el coordinador de donativos voluntarios bajo el Convenio de Asistencia para el Manejo de Emergencias, un acuerdo que permite que los estados compartan recursos durante los desastres. Allí, Amparo se encontró frente a la enorme tarea de manejar los voluntarios y donativos que llegaban.

“Solo había cierta cantidad de personas que podían entrar a esa zona, pero había cientos de miles de personas en todas partes de los Estados Unidos que querían ayudar. Muchos de ellos empezaron a enviar cosas. Ya fueran linternas y pilas (baterías) o ropa interior Hanes y pequeñas medias para los perros que buscaban entre los escombros. Había paletas y paletas de Gatorade y Powerade. Muchas personas simplemente venían al área para dejar las cosas. Se convirtió en un problema”, dijo Amparo.

Tanto el estadio municipal Shea como el Centro de Convenciones Javits en Nueva York se organizaron para ayudar con las operaciones y se desbordaban de donativos. Amparo trabajó con sus compañeros para establecer almacenes para donativos fuera de la ciudad, para que pudieran dirigir los donativos a otros lugares. En el transcurso de un par de semanas, ayudó a establecer cinco almacenes para donativos en New Jersey, Connecticut y Nueva York. En total, los almacenes tenían 1.3 millones de pies cuadrados. Amparo dijo que UPS y FedEx donaron sus camiones y conductores para ayudar a trasladar los artículos a los almacenes, donde se podían guardar y clasificar.

El trabajo consumió sus días. “Me levantaba temprano en las mañanas y me iba tarde en las noches. Siempre estaba oscuro cuando salía de la habitación del hotel. Y eso hice durante varias semanas”, relató.

Amparo recuerda vívidamente un día cuando un equipo de búsqueda y rescate urbano llegó de la Ciudad de México. Llevaban puestos overoles (jumpers) anaranjados y botas con puntas de acero. A Amparo le tocó asignarlos donde se les necesitara, pero el espacio para ayudar en la pila de escombros era limitado.

“Sabías que estas personas sabían lo que hacía. Tenían parches de lugares alrededor del mundo donde había ocurrido terremotos y ellos habían ido a aportar su pericia, y quedaba claro que ellos sabían del tema. Pero yo también sabía que de ninguna manera había espacio para que ellos trabajaran”, explicó Amparo.

El equipo había conducido varios días para llegar a la ciudad de Nueva York desde la Ciudad de México, así que Amparo estaba reacio a solo mandarlos de vuelta a sus casas. El líder de su equipo dijo que harían lo que él quisiera, así que Amparo los mandó a trabajar en un almacén de donativos en Nueva Jersey.

Dos semanas después, Amparo visitó el almacén y ellos seguían allí. Le dijeron lo agradecidos que estaban por la oportunidad de ayudar.

“Esto fue al principio de mi carrera y me impresionó de tal manera que lo he recordado durante todo mi tiempo trabajando en el manejo de emergencias. Lo que les digo frecuentemente a los equipos que he liderado es que uno no siempre tiene que estar en la primera línea para lograr una diferencia. Para ese equipo, que vino esperando hacer búsqueda y rescate, pero terminó organizando donativos y ordenándolos de manera que se pudieran usar, ellos lograron una diferencia. Había cientos de miles de personas que querían poder ayudar y pudieron hacerlo”, expresó.

Amparo dice que esto refuerza la importancia del trabajo de FEMA. “Saber que no tienes que estar en primera línea hace más real el trabajo que hacemos aquí. Sí tenemos personal de campo que está en la primera línea, pero hay una tremenda cantidad de apoyo dedicado para asegurar que ellos tengan éxito”, agregó.

Después de los eventos del 11 de septiembre, Amparo volvió a Florida y comenzó a desarrollar su equipo de respuesta en emergencias enfocado en las organizaciones no gubernamentales.

"Vi cuán importante eran las organizaciones no gubernamentales para la comunidad y para Manhattan, al entender y conocer los vecindarios en los cuales servían. Conocían a la gente; conocían la cultura. En el manejo de emergencias, cuando llegas en un área desde el aire, necesitas conocer a estos centinelas, estas personas que saben cómo alcanzar a la gente que se necesita. Yo quería asegurar que tuviéramos esa capacidad en Florida”, manifestó Amparo.

Tres años después, cuatro huracanes azotaron a Florida en un período de 44 días, y Amparo dijo que esas colaboraciones que había desarrollado en los años después del 11 de septiembre rindieron frutos. “Eso absolutamente solidificó el significado del trabajo que yo hacía, y me hizo redoblar el compromiso de poder ayudar a las personas”, aseguró.

Amparo indicó que este tipo de mejoramiento es una parte de la esencia del manejo de emergencias y el enfoque de FEMA.

“Cada desastre mayor que ha ocurrido, ya fuera el 11 de septiembre, Katrina, los cuatro de Florida, Sandy, Harvey, María, todos han encontrado una manera de mejorar la Agencia. Cómo nos fue y cómo podemos hacerlo mejor la próxima vez; siempre nos hacemos esas preguntas. Creo que eso nos ha llevado a tener una agencia más sólida, a la Agencia más sólida que tenemos hoy”, concluyó.

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