Hace cuatro años, al ingeniero Tyler Billingsley lo despertaron decenas de mensajes de texto después de llevar a sus hijos a pedir caramelos: había ocurrido un deslave en la carretera Dugway, en Richmond, Vermont. Durante la noche de Halloween, las fuertes lluvias habían desbordado el río Winooski, destruyendo 60 pies de un antiguo muro de contención de piedra y el carril en dirección este.
"Fue una suerte que [el capataz] cerrara la carretera cuando lo hizo", dijo Billingsley. "Era una caída vertical hacia el río. El agua estaba sólo dos pies más abajo de lo que el muro está ahora".
El pueblo sabía que tendría que reabrir pronto la carretera Dugway: las familias la frecuentaban para recorrer en bicicleta por sus granjas y campos silvestres, y para bañarse en las pozas que salpican el río. Pero también sabían que no tendría sentido limitarse a reconstruir el muro anterior.
"Tenía 250 años de antigüedad", explicó Josh Arneson, administrador municipal. "No se podía reconstruir así como así, ningún ingeniero en su sano juicio lo habría hecho. Necesitábamos más ayuda".
Así que la ciudad solicitó el programa de mitigación de FEMA, que brinda subvenciones para ayudar a reconstruir las infraestructuras dañadas con medidas que las preparen para futuras inclemencias climáticas. Arneson afirma que el proceso resultó sencillo, gracias a la dedicación de la comunidad de Richmond.
"Normalmente, en la reunión previa a la licitación se veían cinco o seis contratistas; nosotros teníamos 20. Todos querían ayudar".
Arneson y su equipo seleccionaron para el proyecto a la empresa de Billingsley, que elaboró el borrador un diseño que situaría el muro de contención más adelante de la carretera, lo construiría con hormigón duradero y tallaría desagües para dirigir el agua que fluye ladera abajo por debajo de la carretera en vez de sobre ella.
"Analizamos lo que costaría reconstruir el muro anterior y vimos que no era la mejor opción, tampoco la más segura o la más económica", explica Billingsley. "Entonces encontramos una forma mejor de hacerlo, y llegamos a un acuerdo con FEMA: sigamos ese camino". El Fideicomiso para las Tierras de Richmond donó terrenos para construir el nuevo muro y los propietarios de terrenos cercanos a la carretera permitieron el acceso de las brigadas a sus propiedades para que estas pudieran llegar sin peligro a la ubicación de la construcción. FEMA aprobó el financiamiento del muro y de un acabado texturizado para que este se integre en la ladera y conserve la belleza natural que atrae a los amantes de las actividades al aire libre a esta carretera.
El nuevo muro se puso a prueba en el mes de julio, cuando cayeron hasta 9 pulgadas de lluvia sobre Vermont, sumergiendo las carreteras de Richmond e inundando el desfiladero. Esta vez, el muro de contención resistió el flujo del río, como Billingsley sabía que lo haría.
"Habría perdido el sueño si hubiéramos vuelto a construir un viejo muro de piedra: se habría deslavado", dijo. "Definitivamente, lo construimos de la manera correcta".
Arneson recomienda a otras ciudades que se encuentren en procesos de reconstrucción después de un desastre que consideren las subvenciones de mitigación de FEMA.
"Exponga su caso para obtener la mejor reparación posible", dijo. "Repárelo para protegerlo".