Monica Curtis estaba trabajando su turno en una tienda por departamentos cuando un cliente, impresionado por sus conocimientos, le preguntó si había pensado alguna vez en cambiar de profesión.
Aunque Curtis también trabajaba a tiempo completo como ayudante de un profesor, admitió que, con sus hijos ya mayores, le encantaría seguir una carrera que le permitiera viajar. Él le recomendó FEMA, donde podría ayudar a la gente mientras viajaba.
“Investigué por mi cuenta y decidí que era para mí”, dijo Curtis. “Luché contra mis miedos y me lancé a reinventarme”.
No se imaginaba que su elección afectaría a cientos de personas, incluidos los nuevos empleados de FEMA, sobrevivientes de desastres y, lo que es más importante, sus tres hijos.
Curtis trabaja ahora como asistente para los sobrevivientes de desastres. Ha pasado los últimos seis años viajando por todo el país para ayudar a las personas afectadas por desastres.
“Soy la primera cara de FEMA”, afirma. “Tenemos la ardua tarea de ir de puerta en puerta, de estar directamente en el lugar. Somos los primeros en tener contacto con las personas que en muchos casos lo han perdido todo”.
Como asistente de sobrevivientes de desastres, trabaja para recopilar información y comunicarla al liderazgo. También proporciona información a los sobrevivientes para que puedan comprender mejor la ayuda que tienen a su disposición.
“Hacemos todo lo posible por manejar las expectativas de los sobrevivientes ayudándoles a entender el proceso”, dijo. “Para ello, utilizamos nuestros valores fundamentales de equidad, integridad, compasión y respeto”.
Curtis dice que le encanta estar al servicio de los demás, así como el aspecto centrado en el equipo. Dice que se siente como si formara parte de una gran familia que viaja junta, unida por el objetivo común de la recuperación de los desastres.
“Tendría que decir que lo más sobresaliente de todas mis movilizaciones es tener el privilegio de dirigir a los nuevos empleados de FEMA”, añadió Curtis. “Me encanta verlos pasar de sentirse inadecuados e inseguros de sí mismos, a sentirse empoderados y enseñar, ¡y orgullosos de sí mismos! Para mí, esto es lo mejor de todo. Me encanta ver cómo se transforma la gente. He motivado al menos a 28 personas para que se unan a FEMA”.
Entre las personas que logró que se unieran a FEMA están sus hijos. Mientras su madre encontraba un nuevo camino en la vida, al principio sus hijos se limitaban a mirarla con orgullo.
Su hijo, Lawrence Graham, trabajaba para una empresa hipotecaria.
“Mi madre ya trabajaba para FEMA en aquel momento y vio lo disgustado que me ponía el trabajo”, dijo Graham. “No pensaba necesariamente que FEMA fuera una buena opción para mí, pero ella me presionó y presionó hasta que finalmente decidí intentarlo”.
Graham dice que la experiencia le ha cambiado la vida.
“FEMA me ha dado la oportunidad de visitar lugares a los que nunca pensé que podría ir”, dijo. “Gracias a FEMA he podido ver la capital de nuestro país, Washington, D.C. He podido ver el Arco de St. Louis, en Missouri. He podido pasear por las concurridas calles de New York y probar un delicioso Philly cheesesteak en Philadelphia”.
Graham trabaja ahora como especialista en asistencia a sobrevivientes de desastres y actualmente se encuentra en Florida, junto con su madre y sus hermanas, para ayudar a las personas afectadas por el huracán Ian.
“Cada movilización ha sido muy particular y me ha enseñado algo nuevo”, dijo. “Mi madre siempre dice que nuestro día a día como empleados de FEMA es ‘cubrir una necesidad’. Ya sea inscribir a un sobreviviente o proporcionar actualizaciones de casos e información importante sobre los próximos pasos. Es importante que escuchemos cuál es esa necesidad y la atendamos”.
Dice que poder ayudar a familias que lo han perdido todo ha sido lo más impresionante para él. Ver que estos sobrevivientes mantienen un ánimo alegre le ha dado perspectiva en su propia vida y objetivos para el futuro.
Graham se muestra agradecido por la oportunidad de trabajar junto a su familia, y afirma que es una oportunidad que la mayoría de la gente nunca llega a experimentar. También le resulta más evidente la influencia de su madre en FEMA.
“Ella no duda en levantar y promover a los que necesitan la más mínima pizca de ayuda”, dijo Graham. “Si preguntas, todos los que han estado en contacto con ella, desde los miembros del equipo hasta los supervisores, solo sienten respeto y aprecio por ella. Se desvive por los sobrevivientes, por su equipo y por la misión. Verdaderamente creo que ella es nada menos que un recurso clave para FEMA”.
Laprisha Brown, una de las hijas de Curtis, dirigía una empresa de limpieza residencial y comercial cuando su madre empezó a viajar y a ayudar a los sobrevivientes de desastres.
“Me alegré por ella”, dice Brown. “Pero no fue hasta que recibí una llamada de mi hermana menor en su primera movilización, escuché la emoción en su voz y vi cómo se quitaba un gran peso de encima al saber que podía ayudar a las personas necesitadas y aun así regresar a casa con mi sobrino y sentirse completa cada vez”.
Dice que le encanta ver las reacciones de la gente al enterarse de que su madre y sus hermanos trabajan para FEMA. También le encanta aprender de su madre acerca de los mejores consejos, que, según ella, son siempre los de FEMA, seguidos de “pero como tu madre”.
Nadie ama más su capacidad de trabajar todos para la misión de FEMA que Curtis.
“¡Estoy tan orgullosa de mi familia!”, dijo. “Nuestra misión es ayudar a los sobrevivientes. Cuando las personas están sufriendo y en sus momentos más difíciles, necesitan a los individuos compasivos y respetuosos que harán lo que están capacitados para hacer. Necesitan a mi familia”.